¿Es Hoy la Responsabilidad Social Corporativa realmente Voluntaria para nuestras empresas?

La responsabilidad social corporativa, se define de manera general como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, generalmente con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.

Pero, ¿es realmente voluntaria esta contribución de las empresas a la sociedad para devolver (en parte) los rendimientos y recursos que extraen de la misma?

¿Los esfuerzos de la empresas por comportarse de una manera responsable, transparente y sostenible emanan de la voluntad de sus gestores?

¿Responden a una pulsión interna de sus dueños, accionistas para mejorar la sociedad?

O de otra forma; ¿Busca siempre algún tipo de retorno o beneficio directo o indirecto como reputación, eficiencia, engagement?

¿Quizá es respuesta forzosa a las obligaciones y directrices de sus principales stackeholders?

La respuesta a todas estas preguntas es si. Todas estas razones se combinan en distintas proporciones para conducir a una empresa a que diseñe e implemente un plan estratégico de RSC con éxito.

Existe por tanto un delicado equilibrio entre estas distintas motivaciones:

Cierto que existe en Alta Dirección, Empresarios y Accionistas la pulsión de mejorar la sociedad, ayudar a sus personas y proteger su medioambiente.

Tan cierto como que las empresas cuando diseñan sus plan estratégico de RSC implementan sus políticas de sostenibilidad o comunican sus logros en materia de responsabilidad social, siempre persiguen en mayor o menor grado mejorar su reputación o su imagen de marca frente a consumidores y clientes, optimizar sus sistemas de control , hacer que sus personas y su talento crezca y se enraíce, generar confianza o mejorar de forma directa o indirecta su eficiencia y sus costes.

Todo lo anterior sucede, pero no hay mayor motor para una empresa que la obligación que impone la ley, y la exigencia de sus clientes, accionistas, inversores, lobbies ,administración y otros grupos de interés.

En cuanto a esta obligatoriedad por ley y regulación administrativa, destaco:

  • La nueva ley de Noviembre pasado RDL 18/2017, de 24 de noviembre, de información no financiera y diversidad que obliga a reportar una memoria de RSC.
  • La Nueva ley de contratos públicos LCSP/2018 de 9 de Marzo de este año, que obliga a las empresas a tener un plan de igualdad y cumplir la LGD para poder acceder a un concurso público.
  • La ley General de Discapacidad LGD/2013 que obliga a las empresas de mas de 50 empleados a contratar a una persona con discapacidad.
  • La Ley de Igualdad de Genero . LO 3/2007.
  • La ley de prevención de blanqueo de capitales LPBC-FT/2010

Estas obligaciones sumadas, junto con la extensa legislación y las directrices Europeas y mundiales en materia medioambiental, laboral, y de buenas practicas empresariales van dejando poco espacio para considerar la RSC voluntaría.

En mi experiencia implantando planes estratégicos en distintas tipologías de empresas, la decisión de la alta dirección de una empresa de empresarios ,socios y órganos de administración viene en no pocas ocasiones determinada por la presión legal.

Si a esto le sumamos el nuevo comportamiento del consumidor al confiar en marcas sostenibles y responsables, la exigencia de las clientes a sus proveedores por tener y publicar planes y políticas de RSC a lo largo de toda la cadena de valor, la presión de accionistas e inversores por reducir el riesgo y aumentar la transparencia y conducta responsables de sus empresas objetivo (basta con leer “A Sense of Purpose” Carta de Larry Fink presidente de Blackrock primer inversor institucional de mundo. a los CEOs en 2018) , la irrupción de los bono verdes como instrumento financiero y el creciente interés del candidato millenial de incorporarse a empresas socialmente responsables, se llega a la inequívoca conclusión que las empresas esta hoy en día obligadas por ley y por sus stakeholders a ser y parecer Empresas socialmente responsables.

Jaime Bouza Gonzalo
Socio consultor en Balms Advisory, y especialista en RSC