El Compliance ha llegado al deporte rey

La liga de Fútbol profesional anunciaba hace ahora más de un año su intención de implicar a todos los clubes profesionales de la Primera y Segunda División en la implementación de sistemas de gestión para la prevención de la responsabilidad penal de la persona jurídica y la promulgación de códigos éticos (o de conducta), políticas anticorrupción, procedimientos para el control y la prevención del blanqueo de capitales…

En una reciente comparecencia en la sede de la CEOE en Madrid, la responsable de cumplimiento de la LFP (Liga de Fútbol Profesional) dio cuenta a los asistentes de los procesos y avances que los clubes de fútbol de ambas divisiones estaban llevando a cabo.

Esta iniciativa, aplaudida desde muchos sectores, necesaria y pionera para otras disciplinas, era una necesidad pedida a voces desde hace años y al hilo de escándalos financieros, corruptos y de lavado de dinero que rodean y salpican el mundo del fútbol. Allí donde hay mucho dinero, hay mucho peligro…

Peligro que en los últimos años se acrecenta con la entrada de capital árabe y asiático en la propiedad de los clubes de fútbol, el auge de las apuestas deportivas y el jugoso pastel que suponen los derechos de retransmisión de los eventos deportivos, el merchandising de camisetas, productos deportivos, y un largo etcétera… que han puesto el foco de la prevención de delitos en las competiciones deportivas de alto nivel. ¿Hay algún nivel más alto que el fútbol profesional?.

En al década de los 90 la Juventus fue obligada a descender de categoría por el amaño de partidos. El FC Barcelona está imputado en la Audiencia Nacional, como persona jurídica, por un delito de corrupción en los negocios y otro de estafa en relación con el fichaje de Neymar.

Su ex presidente, Sandro Rosell está en prisión preventiva por un delito de blanqueo de capitales, y al menos dos clubes que militaban en la Primera División en el año 2102 han tenido que personarse y comparecer, imputados como personas jurídicas, en relación con el amaño de partidos (corrupción en los negocios ex art 286 del actual Código Penal).

Con este panorama es de aplaudir que la Liga de Fútbol profesional se ponga a la cabeza de la imparable necesidad de dotarse de un manual de prevención de delitos y un sistema de gestión de compliance que ayude a minimizar un riesgo legal y reputacional muy, muy alto…en un mercado donde se mueve, mucho, mucho dinero e intereses.

Que se lo pregunten a la FIFA.