COMPLIANCE ¿El fin del cambalache?
“Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata o el que cura o está fuera de la ley”
Así terminaba este celebre tango compuesto por el maestro Enrique Santos Discépolo en 1934, donde habla de los males de una sociedad, que han perdurado hasta nuestros días. Es curioso que este tango canta a la corrupción y al todo vale en la sociedad de entonces. La letra comienza hablando del Siglo XX Cambalache, problemático y febril, pero si nos atenemos a los escándalos que iniciaron el Siglo XXI con la quiebra de Enron (2001) y Worldcom (2002) por sus fraudes contables, daba la sensación que seguiría el mundo empresarial anclado en el cambalache. Es aquí donde los sistemas de Compliance y las normas ISO se están imponiendo en el mundo empresarial para acabar con los negocios turbios.
En España las PYMES siguen un paso por detrás en cuanto a la prevención de delitos corporativos y a implantar en las organizaciones sistemas de Compliance, pero todo esto está cambiando. Asistimos en los últimos 3 años a una revolución en el mundo empresarial en cuanto a la forma de hacer las cosas. Recientemente estuve en un foro de Compliance officer donde uno de los ponentes de una empresa alemana, nos decía cuál era el lema de su fundador “mejor perder dinero que la confianza del cliente”. Las empresas empiezan a ver el Compliance no como un gasto sino, como una inversión. Ya no solo cuentan los resultados, también se mira a la forma de hacer las cosas, a la transparencia, a la ética. Los tiempos del cambalache están pasando a mejor vida por el bien de toda la sociedad. Obviamente y parafraseando el tango que ha inspirado esta reflexión, siempre habrá maquivelos y estafaos, contentos y amargaos pero el que roba en su ambición se enfrenta cada vez a unas compañías más preparadas para evitar las estafas en su propio beneficio. Todos los que nos dedicamos al mundo del compliance hemos celebrado la aparición en estos años de las normas UNE 19601 y la ISO 37001, que ponen y pondrán en valor todo el esfuerzo que hacen las compañías en ser cumplidoras.
El Compliance Officer tiene la apasionante tarea de conducir este cambio en la sociedad y terminar con el cambalache empresarial, no es tarea fácil, lo sé. Pero aquellas empresas, independiente de su tamaño, que se quieran perpetuar en el tiempo, están obligadas a prevenir los delitos y a instaurar una cultura de cumplimiento entre todos los empleados y directivos.